El pasado 20 de junio la protectora de animales y plantas de la Llagosta, ANIMALETS, organizó su excursión anual a uno de los parques naturales de Catalunya. Este año tocó el parque de la zona volcánica de la Garrotxa.
Salimos en autocar, a una hora temprana, por la autovía con dirección a Olot. A os pocos kilómetros ya empieza a cambiar el paisaje y conforme nos vamos acercando al destino el entorno se va haciendo más espectacular, a uno y otro lado de la carretera, donde conviven perfectamente el bosque, la agricultura y la industria de una manera ejemplar. Las poblaciones que vamos atravesando están perfectamente integradas en el paisaje.
Al llegar a la zona volcánica, nos dividimos en dos grupos. Unos visitaron el volcán Santa Margarida, con su famosa ermita en el cráter y otros visitamos el Cruscat. Gracias a este último volcán, la zona es hoy Parque Natural, debido a que en su día una explotación de greda destinada a la construcción provocó la movilización de los grupos ecologistas que protestaban por la enorme salvajada que se estaba produciendo y por la que finalmente lograron la denominación del parque. El Cruscat es un paseo muy instructivo tanto para chicos como para mayores, pues a causa de la mencionada explotación, se pueden observar perfectamente las diferentes capas de tierra que forman el volcán. No hay que olvidar que en el mismo parque se encuentra la Fageda d’en Jordà, una maravilla para los sentidos y un buen lugar didáctico para los más pequeños.
Una vez finalizada la visita a los volcanes y ya reunidos los dos grupos, nos dirigimos a Castefollit de la Roca donde la naturaleza nos enseña lo que es capaz de hacer con los sedimentos, pues ver el pueblo encima de aquel single es espectacular.
La comida tuvo lugar en Beuda, rodeados del mismo paisaje que nos acompaña durante todo el viaje, bosques centenarios y ríos caudalosos.
La tarde la pasamos en Besalú, un pueblo encantador, con su famoso y perfectamente conservado puente medieval. Pasear por sus calles, perfectamente limpias a pesar de tanto visitante es una sensación única.
Una vez acabadas todas las visitas regresamos a la Llagosta con los pulmones llenos de oxígeno puro, el cerebro cargado de imágenes y sobretodo unas ganas enormes de volver.
Las personas que nos acompañaron en este día nos manifestaron lo bien que lo habían pasado, lo cual nos llena de orgullo y nos pidieron que contaramos con ellos para el año próximo. Tenemos la suerte de contar con personas que nos acompañan en nuestras salidas desde el principio, hace ya 6 años si no recuerdo mal.
Os recomiendo esta excursión con vuestra familia, un domingo cualquiera, a poco más de una hora veréis como una forma más ecológica de vivir es posible.
Salimos en autocar, a una hora temprana, por la autovía con dirección a Olot. A os pocos kilómetros ya empieza a cambiar el paisaje y conforme nos vamos acercando al destino el entorno se va haciendo más espectacular, a uno y otro lado de la carretera, donde conviven perfectamente el bosque, la agricultura y la industria de una manera ejemplar. Las poblaciones que vamos atravesando están perfectamente integradas en el paisaje.
Al llegar a la zona volcánica, nos dividimos en dos grupos. Unos visitaron el volcán Santa Margarida, con su famosa ermita en el cráter y otros visitamos el Cruscat. Gracias a este último volcán, la zona es hoy Parque Natural, debido a que en su día una explotación de greda destinada a la construcción provocó la movilización de los grupos ecologistas que protestaban por la enorme salvajada que se estaba produciendo y por la que finalmente lograron la denominación del parque. El Cruscat es un paseo muy instructivo tanto para chicos como para mayores, pues a causa de la mencionada explotación, se pueden observar perfectamente las diferentes capas de tierra que forman el volcán. No hay que olvidar que en el mismo parque se encuentra la Fageda d’en Jordà, una maravilla para los sentidos y un buen lugar didáctico para los más pequeños.
Una vez finalizada la visita a los volcanes y ya reunidos los dos grupos, nos dirigimos a Castefollit de la Roca donde la naturaleza nos enseña lo que es capaz de hacer con los sedimentos, pues ver el pueblo encima de aquel single es espectacular.
La comida tuvo lugar en Beuda, rodeados del mismo paisaje que nos acompaña durante todo el viaje, bosques centenarios y ríos caudalosos.
La tarde la pasamos en Besalú, un pueblo encantador, con su famoso y perfectamente conservado puente medieval. Pasear por sus calles, perfectamente limpias a pesar de tanto visitante es una sensación única.
Una vez acabadas todas las visitas regresamos a la Llagosta con los pulmones llenos de oxígeno puro, el cerebro cargado de imágenes y sobretodo unas ganas enormes de volver.
Las personas que nos acompañaron en este día nos manifestaron lo bien que lo habían pasado, lo cual nos llena de orgullo y nos pidieron que contaramos con ellos para el año próximo. Tenemos la suerte de contar con personas que nos acompañan en nuestras salidas desde el principio, hace ya 6 años si no recuerdo mal.
Os recomiendo esta excursión con vuestra familia, un domingo cualquiera, a poco más de una hora veréis como una forma más ecológica de vivir es posible.
